lunes, 11 de marzo de 2013

Cuando los polluelos crecen

Celebramos nuestro aniversario cada año pero hay algunos cumpleaños de entre todos los que podamos llegar a vivir que son muy especiales sobre todo para nuestros padres. 

El primer aniversario es fundamental y, aunque nosotros prácticamente ni nos acordamos, para los papis es un motivo muy especial para celebrar.

En México, como en muchos países latinoamericanos, los quince años de las chicas son una fecha muy señalada que se celebra por todo lo alto. En Los Estados Unidos me parece que lo que se celebra son los "dulces dieciséis" pero para todos, nuestro décimo octavo aniversario tiene muchísimo significado en nuestras vidas.



Una mami decidió poner en mis manos la elaboración de la tarta de cumpleaños de su pequeño Piolín, que de alguna u otra manera ha dejado de serlo año con año y ahora, si bien no volará del nido, ya cumple los dieciocho. ¡Qué gran responsabilidad hacerle la tarta para festejar este momento tan importante!.

Como estoy en "modo Sweetapolita On" me pareció buena idea hacer una tarta al estilo de ésta pero en tonos azules para que resaltara el Piolín (que está hecho de fondant) y no cubrirla con fondant para que no diera la sensación de ser una tarta infantil.


Así que el resultado final fue un layer cake de chocolate con buttercream de queso y vainilla.
La receta está basada en la que aparece en el libro Objetivo: cupcake perfecto para hacer cupcakes de chocolate pero con una pequeña variación mía y la buttercream de queso y vainilla es también del mismo libro. 

PARA LA ELABORACIÓN DE LOS BIZCOCHOS
 
115 gramos de mantequilla a temperatura ambiente.
220 gramos de azúcar blanca
3 huevos
180 gramos de harina
40 gramos de cacao en polvo sin azúcar (yo uso el de la marca Valor)
Una cucharadita y media de levadura
120 mililitros de leche semidesnatada
1 cucharadita de extracto de vainilla
50 mililitros de aceite suave de oliva (mi contribución a la receta)
 
MANERA DE ELABORARSE:
Precalentar el horno a 175º y preparar el molde que, en este caso fue uno redondo de 18 cm de diámetro.

Batimos la mantequilla con el azúcar hasta que se integren. Agregamos el aceite de oliva y seguimos batiendo hasta que la la mezcla se incorpore y aclare. Vamos agregando los huevos uno a uno.

Mezclamos la leche con el extracto de vainilla. A nuestra mezcla le vamos añadiendo poco a poco la harina previamente tamizada junto con la levadura y el chocolate en polvo e intercalamos con la leche, así evitamos también que la cocina se nos reboce por completo con el harina que se desprende. 
 
Cuando tengamos perfectamente incorporada nuestra mezcla entonces retiramos de la batidora y la pasamos directo al molde de horneado.

Lo sacudimos un poco para que la mezcla se distribuya bien y horneamos.

Yo tuve la mezcla diez minutos a 175º y después reduje la temperatura a 150º y continué horneando más o menos 40 minutos más, hasta que al pinchar con un palillo éste saliera limpio.

Hice dos tantos de masa para obtener dos bases de bizcocho que posteriormente nivelé y dividí en dos cada una de ellas para hacer cuatro capas de bizcocho.
 
Un tip para rellenar la tarta y que a mi me ha sido de mucha utilidad: pongo la buttercream en una manga para decorar y con una boquilla como con las que se decoran los cupcakes voy cubriendo la tarta en espiral del centro hacia afuera, así podéis cubrirla en un momento y no hace falta extender la crema con espátula pues al poner el piso superior de la tarta se emparejará el relleno, además evitáis el arrastrar las migas que se puedan levantar al extender la crema con la espátula sobre el bizcocho.

BUTTERCREAM DE QUESO Y VAINILLA

250 gramos de mantequilla a temperatura ambiente
600 gramos de azúcar súper fino
250 gramos de queso mascarpone 
    2 cucharadas de leche semidesnatada
    2 cucharadas de extracto de vainilla

Tamizamos el azúcar súper fino. Comenzamos batiendo la mantequilla y la leche y vamos agregando el azúcar con cuidado de no rebozar de azúcar la cocina (lo cual es prácticamente imposible jejeje). Agregamos el queso mascarpone y batimos a velocidad alta hasta que quede perfectamente incorporado todo.

Esta cantidad la reservé para rellenar y cubrir la tarta y después hice otro tanto con las mismas cantidades que separé en tres porciones, dos de ellas las teñí con colorante alimenticio azul (en este caso, de la marca Wilton) para tener las dos intensidades de azul que hay en la tarta y dejé otro tanto en tono natural para  la parte media de la tarta y hacer el degradado de colores.

Para complementar la decoración utilicé azúcar coloreada de azul, granillo de chocolate de colores y "nonpareils" blancos.

Los números los hice con pasta para hacer flores (que endurece más que el fondant, para que no se doblaran) y, como ya os he dicho, hice el Piolín de pasta fondant siguiendo los consejos que encontré en este vídeo.




 He de contaros que cuando enseñé la tarta a la mami que me la encargó, ¡se emocionó!. A mí se me encogió el corazón, ¡qué sensación tan bonita! Yo realmente soy una amateur y recibir un encargo tan importante como el hacer la tarta para el décimo octavo cumpleaños de su primogénito y saber que le ha emocionado no tiene precio, ¡os juro de corazón que no tiene precio! Espero que haya estado a la altura de la celebración y que este Piolín que hoy se nos hace mayor tenga un recuerdo maravilloso de este aniversario.



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